En España, muchos estudiantes están aprendiendo de forma poco significativa los contenidos que se enseñan en clase, y ésto se debe a la metodología empleada por el sistema educativo. Me consta que los docentes no disfrutan cuando están estudiando, y ésto es una verdadera lástima. La gran mayoría de los niños piensan que ir a clases es una pérdida de tiempo, donde tienen que memorizar todo lo que está escrito en los libros, para luego soltarlo en el examen. Esta manera de aprender no es ni lógica, ni sana pues se le da más importancia a la nota que ha lo aprendido. Adquirir así los conocimientos es como comerse un bocadillo de un sólo bocado, sin apenas masticar. Tal y como estamos enseñando, en mi opinión, es un acto casi criminal porque estamos “asesinando” la creatividad de esta generación de niños que en un futuro serán hombres y mujeres con falta de interés por los artístico. Y mejor no hablemos de estas nuevas leyes educativas que han dejado al país, cuanto menos con los pelos erizados. La creatividad es casi tan importante como el oxígeno, es más pienso que, vivir sin ella sería como respirar dióxido de carbono. Me cuesta imaginar una vida donde la facultad de la imaginación no esté presente en nuestras vidas, como vamos a vivir sin las historias que narran las tan apreciadas estrellas del firmamento, como hacerlo sin buscarle una forma de animal u otra cosa a una nube que pasa por delante de nosotros mientras disfrutamos de una tarde de juego en familia , o por ejemplo estar en una playa y no jugar con las piedras. No quiero ni pensar, como sería el mundo sin todas estas cosas que llenaron mi infancia de risas y alegría. Aún recuerdo mis primeras vacaciones en Tenerife con mi familia, quizás aún las tengo presente por las fotos que están en casa de mis padres, y que hacen que el recuerdo perdure tanto en mi mente como en mi corazón, por aquel entonces era una niña de apenas diez años muy curiosa, pero que muy curiosa. En esa vacaciones aprendí mucho sobre la isla vecina, y conocí además muchas personas de distintas nacionalidades. Aquel verano fue increíble, recuerdo que era capaz de comunicarme con otros niños que no eran españoles. Tener idiomas distintos no fue un impedimento para pasar un buen rato entre amigos. La creatividad fue una herramienta útil para poder comunicarme, aprender y sobre todo pasarlo bien con aquellos niños de otros países. Cuando educamos a los pequeños con estos métodos estamos logrando varias cosas, la primera de ellas es despertar la felicidad en ellos, la segunda, que aprendan de forma significativa, y la tercera es que le ofrecemos la posibilidad de tener una visión mas amplia del mundo, es decir enriquecemos su mundo interno y asimismo el externo. Las oportunidades para resolver cualquier asunto dejaran de ser para ellos limitadas y pasaran a ser infinitas ¡Pedazo de regalo! La mente del adulto, que ha estudiado en un sistema bastante mecanizado y gris, tiende a comportarse de manera pesimista, y poco resolutiva cuando tiene que solucionar cualquier problema o enfrentarse a un reto. Muchos de nosotros nos ahogamos en una gota de agua cuando ésto nos sucede. Les pongo un ejemplo, como mínimo dos personas a la semana, me envían un mensaje preguntándome, si tengo información sobre piedras para mi próximo blog, y noto en ellos una ligera desconfianza porque no entienden como es posible que viernes tras viernes, pueda escribir sobre mis queridas amigas, sin caer en la monotonía. Admito que no es fácil, pero les aseguro que me encanta hacerlo, e incluso aprendo y descubro siempre cosas nuevas. Pensar que no hay mucho de que hablar sobre ellas es precisamente lo que les comentaba antes, tenemos mentes rígidas con miedo a descubrir cosas nuevas, nos cuesta admitir que no lo sabemos todo, y que de lo que sabemos hay un porcentaje que puede ser erróneo. El mundo no es como nos lo pintan, no estamos sólo en el planeta, el ser humano es más que un cuerpo físico, la física cuántica es más necesaria de lo que podríamos imaginar, los grandes maestros sabían de la alquimia, de la piedra filosofal y de tantos otros asuntos que desconocemos como por ejemplo de la existencia de unos seres llamados Maestros Ascendidos. Y para demostrar que todavía puedo sorprenderlos con las piedras, hoy les hablaré de la piedra Bezoar. Su nombre proviene de las palabras hebreas badzahar y buluzaar que significa antídoto, y por esta razón se pensaba que estas piedras contaban con poderes de curación. Esta piedra, que es mencionada en la película de Harry Potter y en el cómic de The Sandman, de Neil Gaiman, es un cálculo de pelos y calcio que se forman en el estómago de algunos animales. La piedra en cuestión fue considerada desde la Edad Media como el mejor antídoto conocido que permaneció en uso en la terapéutica hasta el siglo XIX. Se creía que era un mineral que provenía de la India cuando en realidad se trataba de un cálculo, que se formaba en cierta zona del estómago de algunas especies de animales y más frecuentemente en cabras. Aunque para muchos un Bezoar no es más que una bola de material extraño, que se ha acumulado en el tracto digestivo y no logra pasar a través del intestino, en la antigüedad eran piedras muy consideradas. Objetos únicos y muy valiosos por su poder curativo contra todo tipo de venenos. Esta curiosa piedra era un amuleto muy escaso cuyo valor era superior al oro. Sólo reyes y gente poderosa poseían bezoares que utilizaban en copas de oro, donde se vertía la posible envenenada bebida. Así de esta forma, el invitado bebía y brindada tranquilamente. Esta tradición oriental llegó a Occidente a través de Al-Andalus y se hizo muy popular en España. Las gemas de bezoar estaban tan bien consideradas que tenían unos precios altísimos, y sólo los reyes y la alta aristocracia se podían permitir uno. De hecho, muchos nobles alquilaban los bezoares en las boticas, y tras el banquete, debían devolverlo. Su popularidad fue tan grande, que podrían compararse a la fama de los tan conocidos iphones de la marca Apple, tanto fue así que muchos intentaron hacer falsas réplicas de éstas debido a su precio,y por tratarse además, de un producto exótico y difícil de encontrar en el comercio. Por fortuna, los fraudes eran fáciles de distinguir debido a su peculiar apariencia física, y también se comprobaba su autenticidad administrándola a animales a los que se había envenenado previamente, una técnica un tanto cruel para ser sincera. Según el médico Nicolás Monardes, que ejercía en Sevilla, tan sólo el 10% de las piedras bezoares orientales que se encontraban en el comercio eran auténticas ¡Está claro que la picaresca del hombre ha estado presente en todos los siglos! Para las piedras de bezoar se creó un tipo de recipiente exclusivo: los bernegales. Los bernegales eran copas, generalmente de plata, con dos asas en forma de “G”, en cuyo fondo se colocaba el bezoar en un lugar determinado con una muesca. Estas piezas eran habituales en las vajillas de los palacios y fueron muy valoradas en las colecciones privadas de los siglos XIX y XX. Esta moda de usar bernegales con bezoares en su interior, fue desapareciendo paulatinamente a lo largo del tiempo, y al llegar la nueva dinastía de los Borbones a España, con una mentalidad ilustrada, muchos de esos bernegales fueron fundidos para usar la plata en la fabricación de otros objetos. Muchos creían en el poder de esta piedra pero Ambrosio Paré, un Frances médico del rey Carlos IX, no lo creía así, él pensaba que la piedra no anulaba en su totalidad los efectos de todos los tipos de venenos que existían, sino sólo de alguno de ellos, y para verificar lo que creía ante los demás, realizó un cruel experimento, parecido al envenenamiento en los animales del que antes hice mención. En este caso, lo probaría con un joven que servía en su casa y que había robado un plato de plata. El muchacho inocente aceptó someterse al experimento de este médico tan maléfico, a fin de evitar ser castigado por haber robado a su dueño. Y por desgracia, la muerte del muchacho probó que la teoría de Paré era cierta, demostrándose así que éste era un gran médico. Lamentablemente, todo lo que tenía de buen médico, le faltaba de amor al prójimo. En momentos como éstos es cuando las palabras de mi abuela resuenan en mis oídos: “Para que quiere la gente estudios, si después no tiene calidad de persona” ¡Qué sabia eras abuela Guillermina! Dominabas las matemáticas como si una pitagórica hubieses sido, sino como se explica el arte que tenías para llegar a fin de mes con seis hijos, también dominabas el arte de la medicina y del buen comer, el arte del buen comportamiento y de la elegancia, del amor por la lectura y el poder de superación y todo ello, sin asistir a la escuela. ¡Eras una gran filósofa! ¿Sorprendidos con esta piedra? Créanme cuando les digo, que yo no dejo de sorprenderme, al igual que ustedes, o eso espero, cuando busco información sobre piedras, para luego compartir en mi blog, y es que la vida está llena de piedras, de sorpresas y de cosas por aprender.
La improvisación es la verdadera piedra de toque del ingenio -Molière-