Las piedras de la locura

      elboscoEspaña siempre ha sido un país de gran extremosidad, un clan que para poder pertenecer a él, se debe cumplir con su norma básica, ¡Hay que exagerarlo todo! El lema con el que la mayoría de los españoles se identifican es, “Más vale que sobre que no que falte”. Y quizás por ello, la categoría de palabra preferida del español sería la de los adjetivos superlativos, un término que le viene de anillo al dedo al ibérico, a la hora de comunicarse con otros. Los españoles, para poner más énfasis en sus conversaciones, intercalan dichos o frases. Los dichos son un recurso fácil para ilustrar algo de manera impactante, aforismos que tienen diversos orígenes pues, algunos proceden de una historia, otros de una anécdota, un cuento, un personaje real o ficticio,…Hoy, les hablaré de uno de los dichos más usados por los españoles, “Tener una pedrada en la cabeza” usada para referirse aquellas personas que no suelen comportarse o pensar igual al resto. Estoy segura que muchos de los que estarán leyendo este blog, no sólo conocen esta expresión sino que además, la habrán usado en alguna ocasión para referirse a alguien quien, según nuestra opinión, ha hecho o dicho algo fuera de lo común. Pero, ¿Por qué relacionamos las piedras con la locura? Esta relación entre la chifladura y el mineral fue algo que nunca logré entender en mi época de adolescente, hasta que por fin un día, encontré un obra artística, que despertó nuevamente mi interés por esta expresión, un lienzo que tenía como tema principal la locura y en donde, se reflejaba claramente, el modo en como se llevaba a cabo su sanación. El Bosco, un erudito y artesano de las emociones y pecados de la humanidad, creó un cuadro titulado “La extracción de la piedra de la locura”, donde se muestra uno de los temas más curiosos e interesantes del mundo del arte, la locura. En el dibujo se enseña, la alegoría de una práctica común, que se realizaba en la Edad Media para resolver la locura. En dicha obra, se aprecia como un señor era anestesiado por plantas con propiedades que tenían este poder, después de ésto se le hacía una pequeña apertura en el cráneo, en aquella zona donde el responsable de aquella intervención quirúrgica creía que se hallaba dicha enfermedad, posteriormente le sacaba una piedra de la cabeza al susodicho loco, con el fin de arrancarle la locura, y de este modo devolverle la cordura a su paciente. Según el pintor, en la Edad Media se tenía el convencimiento de que la locura tenía su origen en una piedra que toda persona desequilibrada tenía en su cabeza y de ahí, la tan popular expresión, tener una pedrada en la cabeza. En cuanto a este tema sobre la piedra de la locura, en ningún momento se tiene conocimiento de que se realizaran operaciones en la Edad Media para extirpar dichas “piedras”. Todas estas ilustraciones de la época que reflejaban esta práctica, un tema bastante habitual dentro de la pintura de época, denunciaba una costumbre clásica de la Edad Media, que llegó incluso hasta el Renacimiento. El tema de los cálculos craneales es una metáfora que les sirvió a muchos artistas como el Bosco, para plasmar la estupidez humana en su máximo esplendor, a la vez que, para criticar una práctica que sí se venía haciendo desde la antigüedad, la trepanación. La trepanación, de la que se tienen indicios desde la era neolítica, pues se han descubierto cráneos trepanados, fue una intervención médica que consistía en agujerear el cráneo, a fin de eliminar enfermedades consideradas de origen cerebral. No hay ningún dato en el que se recogiera el éxito de dicha práctica, así que como dice mi marido, el que calla otorga y por ello, sospecho por no decir, que pongo las manos en el fuego, que suena un poco exagerado… ahhh, espera que soy española, y por tanto puedo decirlo. Pues, enciendan esos fogones que ahí van mis manos, estoy convencida de que todo aquel pobre individuo etiquetado en aquella época como loco, y por tanto operado, no contó con más de un día de vida, tras aquella curiosa operación. La verdad es que me pasaría horas hablando sobre el asunto de la locura, pero me he prometido a mi misma no extenderme mucho en el blog de hoy, y estoy segura, segurísima, requetesegurísma que muchos de ustedes sabrán por donde van los tiros sobre mi opinión en este asunto. Así pues, no voy a ser yo, las que les meta piedras en la cabeza para volverlos locos, ya tenemos suficiente locura con las nuevas tarifas de la electricidad. A éstos, que tuvieron la gran idea de aceptar esta subida de precios, sí que deberíamos extraerles las piedras de su cabeza. En fin, cada loco con su piedra y un favor les pido, intenten cada día, ser un poco más locos que ayer, porque según tengo entendido la locura en su justa medida es el antídoto para cualquier mal. Afortunadamente, cuento con personas que practican ésto que les acabo de decir, estar un poco locos. Y aunque no lo crean, me siento afortunada por todo lo que ellas me aportan, pues su locura viene aliñada con el mejor aceite y vinagre; La alegría y la creatividad.

¨Todos fuimos dotados con una chispa de locura… no la desaproveches¨ -Robin Williams –

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